Azul. la cual ha obtenido un gran éxito, y para dar una serie de conferencias encaminadas a mantener vivas las simpatías que siempre ha sentido este pueblo hacia la heroica nación belga.
Pero Maeterlinck ha encontrado un obstáculo insuperable, el cual ni aun su risueña filosofía ha podido vencer. Había celebrado contrato se dice con un empresario para dar sus conferencias en inglés, contando con sus conocimientos del idioma, que conoce lo suficientemente bien para leerlo y escribirlo perfectamente. Basado en esos conocimientos, Maeterlinck creyó que podía dominar la pronunciación inglesa con unas cuantas lecciones, y el resultado de su primera conferencia fué desastroso. Cuando pretendía conmover al público, un discreto y a veces indiscreto murmullo de risas contenidas, arrancado por su pronunciación, respondía a sus ma.
yores arranques patéticos. Si hablaba con el espíritu optimista que es base de su filosofía, el auditorio mantenía una seriedad extraordinaria. Por fin la mayoría, desesperada por no comprenderlo, se retiró del salón, exigiendo le devolvieran el precio de los billetes comprados para asistir a la conferencia.
For Vol News, York, febrero 1920.
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