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TRADUTTORE, TRADITORE. No sé yo quien lo dijo con ese juego de palabras italianas; pero si tengo vistas muchas llamadas traduccioque traicionan su original. por cierto que no me sorprenden, por escandalosas que ellas sean; puesto que, con el Padre Cejador, pienso en lo intraducible de ciertas obras maestras, como grandes soles del mundo literario, y, conmigo mismo y por experiencia, veo y siento que lo propio puede suceder con estrellas de poco más o menos, y hasta de infima categoria.
Lo indicado hace pensar a cualquiera, sin necesidad de mayores filosofías, en la singular, profunda intima personalidad, por decirlo así, de aquellas y estas creaciones, donde para siempre vive el alma de su genial o caprichoso inventor; y persuade, asi.
mismo, al estudio directo, individual, de cada au.
tor en su propia lengua, sin hacer caso de intér.
pretes o truchimancs en letras osadía. como lo hacen nuestros intelectuales de afición y al oldo, cuando ingenuamente nos hablan de Goethe y de Shakespeare y de Victor Hugo, y de Mauricio Maeterlinck y sus féeries o cuentos de hadas, sin saber cosa de alemán, inglés, ni siquiera francés a derechas, para leerlo u primera vista, ni menos para tratarse mano a mano, tête a tête, vamos al decir, con sus ilustres y más originales escritores.
VAL. FERNÁNDEZ FERRAZ 69 Este documento propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.