institución son para el mundo el único influjo divino en favor de la Justicia, que está huyendo de la tierra; en favor de la caridad que sólo puede provenir de Jesús, Dios Hombre, Dios obrero, Dios de la pobreza y el trabajo.
Es lástima, ilustre ciudadano, que este modesto elogio lo haya desempeñado el más opaco de los que te han sucedido en un elevado puesto público y no alguno de aquellos otros sucesores en cuya presencia deseara yo vivir, aunque confundido. Es mancilla que una de las primeras voces que celebran la toma de posesión de tu fama sobre el alborozo y la admiración del público sea una voz que vacila y que se extingue. Pero así y a pesar de todo, mi palabra interpreta una gran masa de verdadera opinión, esto es, de opinión reflexi.
va e imparcial.
Bien haya, pues, oh varón consular de la República! bien haya y perdure para siempre, enhiesta y serena, esa estatua tuya alumbrada por el sol de los Andes, sombreada por el árbol querido que ofrendaste a tu tierra, custodiada en silencio por las constelaciones ecuatoriales, acariciada por los alisios que atravesando nuestras pampas proceden de las playas africanas, donde vivieron los ascendientes del esclavo 43 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica