conocer la urbanidad y natural elegancia del doctor Murillo; su amor patrio nacional que lo hizo ciudadano no sólo de la República, sino de sus varias secciones, a las cuales sirvió cariñosamente, gr. a Panamá, a Santander, a Santa Marta; el gran prestigio de su talento y de su trato, que lo hizo centro de una constelación de hombres ilustres en las ciencias y las letras, en las leyes y las armas; y la serenidad y calma con que recibía las flechas de la censura más acerba, apoyado a veces, naturalmente, en aquella buena compañera, que dijo Dante, cuya voz firme y segu.
ra tanto fortifica el corazón del hombre.
Ante la broncinea figura del doctor Murillo he probado a delinear un débil bos.
quejo de su figura histórica, y en presencia de ambas me atrevo a decir: Reformador insigne, patriota esclarecido! si algo de lo quo he dicho cuadra efectivamente a tus acciones y palabras, mira si en la actualidad trajinamos por la senda de la libertad y el progreso, y no extrañes que hoy como en tus días, los afiliados en el campo opuesto al tuyo, sigamos defendiendo el reconocimienro oficial de la doctrina cristiana y de la Iglesia que la custodia, porque experimentalmente se comprueba hoy más que nunca, que esa doctrina y esa 42 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.