pios republicanos y democráticos, estre.
chando las relaciones de Colombia con esa nación, para venir luégo a Venezuela a hacer una consumada apología de nuestros más preciosos derechos No ví jamás al doctor Murillo ni escuché su voz, por baber llegado yo a esta ciudad, nodriza hospitalaria de los mendigos del saber, hace cuarenta años, al mis.
mo tiempo que la muerte atajaba los pasos de este claro varón, cuyos rasgos estoy delineando, tal vez temerariamente; pero sí conversé mucho con amigos suyos que después fueron amigos o protectores míos, y especialmente con el humanista y profesor don César Guzmán, tan afable como instruído y bondadoso, y que contraha.
ciendo el habla del ilustre repúblico, me refería a veces sus hechos y dichos menudos, como los facta et dicta que conservó Valerio Máximo en su historia de algunos personajes romanos, y me recordaba espe.
cialmente el apoyo y afición con que Murillo estimulaba a los jóvenes, cualidad de verdaderos políticos que distinguió igualmente a hombres como Caro, Berrío y Núñez. También con los doctores Galindo y Valenzuela tuve la fortuna de hablar, y ellos al mismo tiempo que me favorecían con sus indicaciones y consejos, me hacían 41 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.