ciencia, de la libertad de imprenta, del derecho de asociación, y aun del indulto y la amnistía para los culpables de delitos políticos, que él siempre consideró simples extraviados e ilusos. Había exageración en el conjunto de sus ideas, por ser demasiado absolutas; pero exageración generosa.
El no aceptaba en ninguna forma la enve.
nenada política del odio, que, como las hirvientes entrañas de un volcán, se devora al fin a sí misma. medida que el crisol de la crítica pueda, por la acción tranquila de los años, depurarse de perecederas impresiones, quedará sobrenadando de esta ilustre existencia, hundida al parecer en el ocaso, todo lo mucho que hubo en ella, circuído de alas.
Los grandes hombres no son, por lo común, bien apreciados en vida; y aun después de su muerte no lo son tampoco, sino cuando el tiempo suprime los imporfectos contornos que siempre encontrarnos en las preponderantes figuras históricas. Así tam.
bién la montaña nos muestra asperidades y malezas hasta que la distancia, que tánto se asemeja al tiempo, las borra de nuestros ojos, cubriéndolas con un compacto velo de profundo azul.
No es ésta la ocasión de pronunciar un elogio fúnebre con el detenimiento necesa31 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.