pongan nuevas voces, eufónicas, e introduzcan expresiones, ya simples, ya figuradas, a fin de enriquecer y hermosear el idioma.
LITTRÉ, al entrar e internarse en el estudio de la historia de la lengua francesa, a que dedicó muchos años de su larga vi.
da, no era posible que no sintiese la nece.
sidad de resolver esta cuestión preliminar.
Su doctrina a este respecto está consigna.
da en el prefacio de su gran Diccionario.
Allí establece que el uso contemporáneo es el principal objeto que ha de tener en mira quien se proponga formar el inventario general de las voces que componen una lengua viva. Pero confiesa enseguida, que el uso contemporáneo no lleva en sí mismo los títulos que le abonan, y que ni podremos explicarlo razonablemente, ni discri.
minar en él lo bueno de lo malo, si no re.
currimos a un uso anterior, si no nos remontamos a los orígenes. Una lengua viva, que pertenece a un gran pueblo y corresponde a un notable grado de desenvolvimiento social. presenta, según Littré, tres términos que deben estudiarse: I! el 250 contemporáneo, propio de cada período sucesivo; un arcaísmo, que en alguna época fué uso contemporáneo, y que ofrece la explicación y da coino la clave de lo que apareció en seguida; en fin, un neologis.
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