chas por el señor Ortiz, porque fué un hombre de una probidad y delicadeza insospechables. Refutaba él la doctrina de Bentham tal como consta en el texto que se enseñaba en su tiempo en los Colegios oficiales de Bogotá. Si la doctrina está adulterada en ese texto, así adulterada se enseñaba.
En cuanto al parentesco de las doctri.
nas de Epicuro, Hobbes, Locke y Bentbam, sería raro que cuantos han refutado la del interés en Colombia desde el principio del siglo pasado, lo hayan reconocido; y Rousseau decía a Helvecio. Tú quieres en vilecerte, tu genio depone contra los principios, tu corazón benéfico desmiente tu doctrina. y Cicerón decía contra Torcuato: El que separando el soberano bien de la virtud lo coloca en lo útil y no en lo honesto, ese tal, si es consecuente y si su buen vatural no triunfa a veces de sus principios, no será buen amigo, ni justo ni generoso. Observaciones profundas, dice el señor Marco Fidel Suárez en el libro de donde tomamos estas citas, que explican cómo pueden, en el transcurso de algún tiempo, coexistir los frutos del carácter antiguo y de la magnanimidad pasada con las enseñanzas de Epicuro y Maquiave.
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