cido. La vida no es un término para perfeccionarnos física, moral e intelectualmente. Pan y circo pedían los romanos de la decadencia a sus déspotas. Dinero para gastarlo en placeres muy discuti.
bles pedimos nosotros. En cambio nos hemos ido despojando de la riqueza moreol que fundo nuestra reputación y ra nuestro orgullo. Estamos tocando ya el fondo. La voz de la codicia se hace cada vez más apremiante. Los bárbaros del Norte no caerán quizá sobre nosotros como nube de langostas. Más hábiles y ricos que los de tiempos ya idos, vendrán como Júpiter corruptor, convertidos en lluvia de oro. El sepulcro de la nación sera quizá brillante; pero no por eso encerrará otra cosa que repugnante podredumbre.
EREMITA (1) Tratado de Legislación, Tomo I, pag. 52. Edición española de don Ramón Salas, en tomos. 2) Deontología, tomo I, pag. 34.
13 Tratado de Legislación. Edición citada, página III.
105.
106.
292. 7) Deontología 256.
90 Tomo I, pág.
No estoy de acuerdo sino en parte con el autor del artículo La raíz del mal.
547 Este documento propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.