den físico y de orden moral. Es de las en fermedades infecciosas la que más debe preocupar a la Sociedad por la facilidad de su propagación, tal como lo demuestra la proporción tan alarmante que existe del mal en nuestra pequeña capital, según los datos del Laboratorio del Hospital, tomados por el competente Bacteriólogo Doctor don Clodomiro Picado; por la tenacidad con que se arraiga en el organismo y, sobre todo, por lo que ella afecta el porve.
nir de las generaciones futuras. Es para ellas que vivimos y por ellas que especialmente nos afanamos.
Esta enfermedad se oculta a veces bajo la piel aparentemente sana de los individuos y aparece luégo en las criaturas a los días o a los meses o a los años de nacidas; ya toma una de esas formas repulsivas, mostrando úlceras o deformaciones, o bien las diversas formas paralíticas que tanta compasión inspiran; o la locura, que es la mayor de las desgracias. El porcentaje encontrado en nuestro Asilo Chapuí, de las causas de la locura, es demasiado alto, más del 50 para la Sífilis.
La Tuberculosis y la Lepra, que demandan del Estado de los particulares muy fuertes erogaciones, no son tan temibles: la primera, porque no se trasmite fatalmen523 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.