Bolshevism

entró en Jerusalén, la ciudad sagrada. Y, una vez allá, no se movió. El inglés tiene la sana costumbre de no soltar la presa. acabó la guerra. No acabaron su labor los trabajadores incansables del imperialismo inglés. El telégrafo, en el corto plazo de diez días no más, nos ha traído cuatro noticias a cual más interesantes.
Es la primera que el Shah de Persia, a bordo de un crucero de guerra inglés, va a dar una vuelta de placer por todo el mundo, una vez firmado que haya el Tratado con Inglaterra, según el cual Persia pasa al Protectorado de la Gran Bretaña. Callandito no más se ha hecho todo. Los primeros sorprendidos han sido las propias Cancillerías. La estupefacción de los diplomáticos ha sido enorme. Con ello, Inglaterra añade algo a sus posesiones: un millón seiscientos sesenta mil kilómetros cuadrados y diez millones de habitantes.
La segunda nueva es otra buena partida ganada. Los políticos sanos de Afganis tán llamados a gobernar una vez eliminados los bolshevikis que allá tiranizanhan firmado un pacto con el Gobernador de la India, según el cual esa comarca pasa a estar bajo el protectorado británico: 560. 000 kilómetros y otros diez millones de almas.
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