tal, subversiva del orden público, no amparada siquiera por la menor vislumbre de legalidad, y la dejó pasar sin protesta, como un acto legítimo, y no sabemos si con fruición por la parte principalísima que en ella le cupo. Sin duda, creyó haber cumplido con su deber. Quizá no surgió en su memoria ni perturbó sn conciencia el recuerdo del solemne juramento prestado al ascender al solio, ni el de los motivos 20 y 60 de responsabilidad consignados en el artículo 103 de la Constitución. Quién no recuerda la actuación del Congreso en la memorable sesión del 10 de mayo de 1914. Quién no sabe que omitió absolutamente todas las obliga.
ciones contenidas en la 29 de sus atribuciones constitucionales. Quién ignora que no abrió las actas electorales, ni calificó y escrutó los sufragios para Presidente de la República, ni imputó a cada uno de los candidatos los que le correspondían, ni declaró perfecta o im.
perfecta la elección, ni perfeccionó ésta, ni hizo otra cosa que considerar buenas las renuncias de los señores Fernández y Durán sin facultad alguna para considerarlas, aceptarlas o rechazarlas. olvidar a los otros candidatos, confirmar 497 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.