en verdad no se puede ejercitar o desarrollar sino tal o cual memoria especial, la de cierta clase de palabras, la de las cifras, etc. Es tan impropio hablar de ejercicio de la memoria engencral, como lo sería hablar de inculcación de costumbre en general. Se ejercita y desarrolla tal memoria como se inculca tal o cual costumbre, mediante tal o cual género de ejercicio. En lugar de dar memoria a un niño obligándole a recordar cosas insignificantes, se le quita en realidad, porque esas cosas sin valor vienen a ocupar en su cerebro el lugar de ideas más importantes. Se sabe que el número de conocimientos que puede hallar lugar en un cerebro humano de capacidad media es limitado, que uno desaloja a otro, que las cosas fútiles perjudican a las serias. No sólo es pernicioso, pues, almacenar en el cerebro los conocimientos mezquinos, lo cual lo vacía, por así decir, llenándolo, sino que también se crea una facilidad de adaptación para con esas cosas. No siendo la memoria sino una facultad de adaptación, se la deforma en vez de ejercitarla si se la adapta a conocimientos de orden inferior. Por otra parte, una cosa es la 485 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.