mos tener a la camisa que llevamos puesta. Mañana, aprovechando vuestra ausencia, un honrado ciudadano de Yanquilandia toma posesión de vuestra casa.
El Yanqui ladrón es muy rico y por ende poseedor de grandes influencias. Vos ni sois rico ni tenéis influencia alguna. Os quejáis, y el Yanqui muy risueño os hace saber que está pronto a discutir amigablemente vuestros títulos de propiedad. En vano le objetaréis: exhibid los vuestros. El es rico, tiene muchas influencias, es fuerte, ocupa vuestra casa y vos carecéis de medios para obligarlo a devolvérosla. Vuestros vecinos callan por miedo, o por interés se ponen del lado del ladrón. Qué remedio os queda. Protestar. Que la protesta de los débiles es ineficaz y ridícula. Quién lo sabe? La justicia tarda a veces, pero llega siempre. habrá un momento en que esa protesta, repetida sin cesar, venga a ser como las trompetas de Jericó. Que la fuerza es superior al derecho? Las legiones de desheredados del mundo, muchos más fuertes que los gobiernos, traer talvez en sus banderas la rectificación necesaria.
Quizá no muy tarde los legionarios de Norte América obliguen a la plutocracia reinante de su país a exhibir los títulos 471 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica