¡Qué mala suerte tienen los comerciantes! dice Mr. Shepherd. Han venido a Alemania con grandes ilusiones, conociendo las imperiosas necesidades del país. Todos han sido burlados. No pueden usar el trabajo alemán, y no pueden gastar los marcos en Alemania. se cruzan de brazos, maldiciendo la eficiencia alemana. Hé aquí un ejemplo ilustrativo de la situación. Encontré a un comerciante que había principiado un embarque de algodón, por valor de 000. 000, para Alemania, por Holanda. Había calculado mucho, antes de firmarse el tratado de paz, que aquel que estuviera a las puertas de Alemania cuando se suspendiera el bloqueo y gritara. Aquí hay algodón por valor de un millón de dólares. Cuánto dais por él? haría una subasta que le produciría enorme fortuna.
Pero nada de esto ha sucedido. Abiertamente manifiesta su malestar y preocupación. No ha llegado aún todo su algodón, y duda si hallará espacio en las bodegas para el que está por llegar. Los alemanes necesitan desesperadamente el algodón. Quieren tomárselo y pagarlo en marcos del Deutsche Bank, pero sin que él pueda retirarlos de Alemania. Quieren pagarle en zapatos alemanes o con cuero 461 Este documento propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional Bibliotecas del Ministerio de Cultura y juventud, Costa Rica.