un templo a la Buena fe, poniendo a los pies de esta divinidad las espadas ensangrentadas de los guerreros; y en este sitio sacrosanto, debe postrarse junto conmigo a tributar, con los filósofos, el homenaje respetuoso de nuestra sinceridad.
Sin embargo de todo lo dicho, olvídese mi conducta moderada: despréciense mis servicios: ciérrense los ojos al bien que hi.
ce: pospóngase el honor del Estado a la venganza; y téngaseme por el mayor ambicioso y califíqueseme de reo de Estado; pero óigase lo que dice Montesquieu en su libro 12 de las leyes: Es peligroso para las repúblicas el multiplicar los castigos, por causa del delito de lesa majestad o de lesa nación; porque bajo el pretexto de vengar a la República se establecería la tiranía de los vengadores. Lo que importa es, destruir la dominación y no al que domina, y volver cuanto antes se pueda a aquella marcha ordinaria de gobierno en la cual las leyes protegen a todos, y no se arman contra ninguno. Dedúzcanseme cargos en mi ausencia, confisquense mis bienes, confúndase en la crueldad al inocente con el reo, y castíguese en toda su posteridad el delito de un solo hombre; pero óigase también lo que dice Desttut de Tracy, hablando de los medios de fundar la moral pública, en su 449 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.