quiere la conciencia de la verdad, puesta más en claro si cabe, por la guerra, que, determinada por ineluctables razones históricas, políticas, demográficas, económicas y sociales, la lucha imperial se transforma en la ley férrea que a ninguna nación le es dado renegar sin sucumbir, y que a todas y a cada una impone la obligación de medir y de adaptar la propia vida, las propias energías y todos sus órganos a la misma necesidad.
Esta verdad central es la medida única de todos los valores positivos. De ahí que la política exterior sea la política por excelencia. La política interna debe restaurar la idea y la autoridad del Estado y asegu.
rar la cohesión y la disciplina interior de la nación; la política militar debe preparar y disciplinar la fuerza directa; la política económica debe favorecer, desarrollar y proteger la producción y los cambios, defenderlos en el mercado interno y ayudar a la conquista de los mercados externos, convirtiéndolos en garantías de independencia e instrumento de expansión; la política social, a la lucha de clases en la solidaridad internacional, debe sustituir la solidaridad de clases en la lucha internacional, cuyo instrumento más perfecto es el sindicato; la política cultural debe hacer 433 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.