de gentes que, por la identidad de su origen y más aún por la unidad de las tradiciones, de las costumbres, de la lengua, de la religión, por la sustancial unidad geográfica del territorio habitado, por la comunidad de las necesidades y de los intereses, desde hace tiempo, han conquistado la conciencia de constituir un organismo social: la Nación. Por muchos siglos los Estados que sobrevivieron a los demás por su fuerza y su prosperidad, fueron Estados nacionales: España, Francia, Inglaterra.
Las naciones que no habían conseguido constituirse en Estado, como Italia y Alemania, languidecían en una condición de inferioridad política, económica y moral.
Por otra parte, las tentativas de ampliar el Estado más allá de los límites de la nación fracasaban uno tras otro: cayó el imperio colonial español, el portugués, el holandés, y hasta el inglés fué puesto en peligro por la independencia de las colonias de América Hacia la mitad del siglo XIX triunfó el Estado nación.
Esta guerra llevada a cabo en nombre de la nacionalidad, contra el imperialismo, constituye precisamente la crisis violenta por la cual a la civilización y al equilibrio de tipo nacional, le sucederá en el mundo la civilización tipo imperial. La evolución Este documento es propiedad de Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.