dos por la ideología contemporánea, es decir, la ideología antihistórica por excelencia. En segundo término influyó, además, la posición de las dos potencias conductoras de la opinión mundial: Inglaterra y Francia, ambas sobresaturadas de Imperio y, por lo tanto, conservadoras y pacifistas, envueltas en el conflicto por la necesidad de las cosas y no por su libre voluntad, posición que se ajustaba desde el punto de vista internacional, también estático y conservador. Influyó támbién el instintivo imperialismo espiritual de América, que no poseyendo más tradición intelectual y política que la democrática, estaba naturalmente indicada para imponerla como vehículo de su universal prestigio, al mundo entero. Agréguese, además, que por un miope y simplicísimo cálculo de oportunidad política, los mismos hombres de estado de la Entente, se hicieron pregoneros de la guerra demócratica, pacifista, antiimperialista. En resumen, se pensó que el mejor medio para obtener de las masas, los sacrificios individuales necesarios para la victoria, consistía en herir los sentimientos individuales de las multitudes mismas. De aquí deriva toda la fuerza y todo el va401 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.