ardientes y numerosos adversarios, no necesitaría para gobernar apoyos de tan mala ley. Sedúceme sobre todo en él, que es solamente hombre civil, y que ha vestido siempre la casaca negra del médico humanitario, sin las vueltas coloradas del militar o las multicolores del político. Pues jamás me cansaré de repetirlo: el poder militar es el mayor enemigo que tiene la libertad, no solamente en las repúblicas de América sino también en el viejo continente. la intervención de los extranjeros en la política militante de un país es incompatible con la soberanía nacional. Yo no abrigo odio contra los hombres ni contra los partidos, y rechazo por consiguiente el pensamiento tan en boga entre los acostistas de que el que no está conmigo, está contra mí. Este principio, como dogma político, tiende a la intolerancia y conduce al despotismo. En él se apoyaban en Roma las proscripciones de Mario y Sila; con él Richelieu despotizó la Francia; y tomándolo por norma de conducta don Manuel Rosas asoló las hermosas comarcas del Río de la Plata. 1) Mucho de este artículo está hecho con palabras de Juan de Dios Restrepo. Véase El Liberal colombiano del de julio de 1852, hace 67 y medio años. Así va el mundo! Todo es reproducción 394 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.