De Lamartine Cambiar el Gobierno era toda la política de los girondinos; cambiar la sociedad era la política de los demócratas. Los unos eran políticos; los otros, filósofos en acción.
Unos pensaban en el día siguiente; los otros, en la posteridad.
La fuerza de las masas indisciplinadas está en su impetuosidad; quien las modera las pierde.
El pueblo no comprende nada de las fuerzas intelectuales. Una estatura alta y una voz sonora son dos condiciones indispensables para los favoritos de la muchedumbre. La mediocridad hay que confesarlo es casi siempre el sello de esos ídolos del pueblo, sea porque la muchedumbre mediocre ella también no gusta sino de lo que se le parece, sea porque los contemporáneos celosos no pueden nunca elevarse hasta la justicia hacia los grandes caracteres y las grandes virtudes.
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