presidencia de la República, mi invalidez, mi pobreza, mi prisión, la angustiosa situación de mi familia, el deseo de vivir. todo me aconsejaría renunciarlo; pero incorporándose en el jergón que le servía de lecho lo que yo tengo es el deber de ejercer la presidencia de la República, y los deberes no se renuncian. Será Ud. fusilado mañana a las de la mañana. Que se cumpla la voluntad de Dios.
Las órdenes de muerte del Dictador Mosquera se consideraban ineludibles y se cumplían con lujo de barbarie. Dictada una de esas órdenes, el General se encerraba y hacía imposible toda súplica.
Sin embargo, la orden no se cumplió. Por qué? Porque las señoras de Bogotá eran nietas de aquellas de Santafé que supieron arrancar al sanguinario Sámano otra vida preciosa para la República. Sitiaron la prisión y se aprestaron para escudar al ilustre prisionero con sus generosos pechos.
Así nos lo refirió el Dr. Demetrio Viapa en San Salvador.
Don IGNACIO GUTIÉRREZ VERGARA había aprendido esa doctrina en el hogar, la había confirmado con el estudio de la filosofía espiritualista cristiana e ilustra359 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.