respectivo conocimiento de los votantes políticos, ayunos casi todos de las nociones de Estado y Gobierno.
Wilson ha hablado de una Democratiza.
ción de la Industria. Pues, ahí tiene por donde comenzar. Habrá, de veras, quien confunda el conocimiento práctico o menudo de los obreros, con el criterio generalizador requerido por el complicadísimo asunto que es la dirección general de una empresa magna. Ah! pero Wilson es la encarnación misma de la contradicción. De él hablarán nuestros nietos y en su persona será execrado nuestro tiempo. Fué él quien llevó la batuta durante el gran desastre. serán las palabras de oprobio.
El Consejo Supremo en Versalles negó a Alemania aun el tiempo necesario para que mediante plebiscito se resolviera la aceptación o no de las condiciones impuestas a nuestra desgraciada patria. Hoy, Wilson, encontrando dificultades en el Senado para la aprobación del Tratado de Paz, hace una tournée de peroraciones populacheras por el país, para apelar ante el pueblo mismo. Tal es su idealismo de embudo! Aquí: jque hable el pueblo! Allá. que calle y sufra el pueblo!
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