ro sentido de la palabra, es llamado a leer en la Universidad o en Institutos análogos, ante jóvenes que pasaron el límite de la niñez. El maestro debe preparar a estos jóvenes. debe prepararios, no solamente vaciando en el intelecto de ellos los conocimientos reglamentarios, como mediante el célebre embudo de Nuremberg. sino que debe a la vez prepararlos moralmente, darles la necesaria madurez mcral y de espíritu que les capacite para el estudio facultativo, si es que piensan seguir estudiando, o para la lucha diaria de la vida, si de las aulas de la escuela salen para aprender un oficio, o trabajar en cualquier otra ocupación civil.
Yo tengo para mí, que aun el profesor de Universidad e igualmente el maestro artesano que toma a su cargo a aprendices, necesitan también para que tengan todo el provecho apetecido de sus enseñanzas los jóvenes que instruyenuna buena dosis de aptitudes pedagógicas. Pero dejemos de pensar en lo de más allá de la escuela propiamente. En ésta lo sostengo y nadie me convencerá de lo contrario son la aptitud pedagógica del maestro y su influencia educado.
ra la medida del éxito de su enseñanza.
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