tamos otra vez con la educación. Pues no creo que para prevenir excesos en este terreno, fuera suficiente una conferencia del profesor sobre las malas consecuencias en lo moral, en lo social y en materia de salud, eventualmente, que puede tener una tontería cometida por dos discípulos de diferente sexo. Yo no creo mucho en la inmaculada blancura de la conciencia sexual de la mayoría de las muchachas que están próximas a la pubertad; raras son, en mi concepto, las que sobre el problema sexual conservan entera ignorancia. Para que no hagan tonterías, pues, no se necesita tanto la instrucción, que se dirige a la inteligencia, como la educación que se dirige a la conciencia y al carácter.
Si un libro de texto es aceptable para toda escuela que se ocupe de niños normales, sean hembras o sean varones, depende del asunto de que trata. La aritmética elemental es, por ejemplo, uno de los que pueden ser enseñados de manera esencialmente idéntica a unos u otras.
Pero las mismas asignaturas requieren diferentes métodos de enseñanza según que se trate de niños o de niñas, cuando se pase del límite de la propiamente elemental. el hecho de que tanto se hava 293 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.