da y también desangrada, no queda en Europa sino Inglaterra, rejuvenecida por la guerra, reforzada por sus colonias, enriquecida, probablemente, con las de los vencidos, armada con todo el poder de dañar descubierto por la ciencia y aplicado por la industria en los últimos cuatro años, triplicada su gran marina, reorganizada su administración, orgullosa de una victoria que proclamará como suya, y consciente de su fuerza, como nunca incontrastable, para dictar la ley al mundo. Al mundo? El vapor y la electricidad han borrado las divisiones geográficas del globo. Políticamente no habrá meridianos ni paralelos. Donde quiera que haya agua salada ahí estará el Imperio de la Gran Bretaña. Su poder se ejercerá en todos los mares, y todas las rutas de la navegación universal quedarán sometidas a su irrestricta vigilancia. Esto pretende, por lo menos, la Gran Bretaña.
Pero los Estados Unidos no lo entienden así. La idea de la libertad de los mares no es una idea alemana. Es una idea netamente americana. Franklin la preconizó en Europa hace siglo y medio.
Desde entonces todos los Presidentes americanos la han proclamado y defen265 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.