sa. No es creíble que la más perspicaz e irónica de las razas del mundo crea ni por un instante que entramos en la guerra para salvar a Francia, a la Gran Bretaña, a la civilización o a cualquiera otra cosa distinta de nosotros mismos Sólo hay dos vías para entrar en una guerra, la de la ofensiva y la de la defensiva. Si hubiéramos sido los altruistas y sentimentalistas de que hablan nuestros oradores públicos, nos hubiéramos latizado como un hombre a la defensa de Francia y de Bélgica en 1914, pero es un hecho tangible que se gastaron tres años en educar al pueblo americano para que entendiera lo que significaba para las libertades de los Estados Unidos la conquista alemana en Europa. cuando, por último, vino el despertar y la entrada en la guerra, FUÉ PARA SALVAR NUESTRAS PROPIAS PIELES. Esto es hablar en plata. Pero hay que hacer notar que si la victoria de Alemania eutrañaba un peligro para el pellejo de los americanos, la de la Gran Bretaña no lo entrañaba menor, estando, como estaban, los Estados Unidos en inferioridad manifiesta de fuerzas de mar y tierra.
Pero veamos el plan de Lord Napier, que vamos a transcribir: 262 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.