dos hemisferios; uno oriental, otro occidental. En aquél, el amo y señor sería Inglaterra; en éste, los Estados Unidos.
Cada uno en su hemisferio, como quien dice, cada uno dentro de sus propiedades, hará lo que mejor le venga en talante. Los habitantes de esas propiedades valdrán por su número y por lo que produzcan; sus almas no constarán sino como apéndices de los cuerpos. Pero es mejor transcribir las propias palabras de Lord Napier, porque aunque las reprodujimos y comentamos hace unos dos años, nadie las leyó, embelesados como estábamos con la idea sugerida por la prensa universal interesada, de que Inglaterra y los Estados Unidos iban a combatir por la existencia, la integridad y la independencia de las naciones débi.
les. Las naciones débiles están a estas horas bien desengañadas de semejante canción, canción de enamorado, tan pronto olvidada como conseguido el objeto de su pasión. Lo peor es que los escritores que más fuerte la cantaron son los primeros en llamarnos imbéciles o poco menos, por haberla creído. Sería de desear, dice Gertrude Alhertan, del York Times, que nunca volviéramos a oir la palabra gratitud en boca france21 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.