Franklin las virtudes silenciosas y Monroe los arrestos de paladín.
Todas estas mentiras sin encanto, se han ido con las crinolinas de nuestras abuelas, y hoy ya no es tolerado el monroísmo ni como una atención de buena criariza para halagar a los delegados yanquis en las farsas llamadas congresos panamericanos.
Por algo habló Sáenz Peña en el primero de ellos; por algo pronunció su discurso en el Teatro Victoria; por algo escribió su carta el doctor Drago; por algo el doctor Marcial Martínez puso entre líneas su opinión sobre la estafa de Alsop en un centro universitario del Pacífico; por algo tenemos a la vista las palabras insolentes de Seward sobre el conflicto entre Chile y España; por algo recordamos las más insolentes de Roosevelt cada vez que ha tenido ocasión de mostrar su grosería, ya ponga los pies sobre la mesa de un banquete en Buenos Aires o ya se coluda para llevar por buen camino las estafas de Europa en Venezuela; por algo hemos leído las confidencias de Buneau Varilla sobre los actos impúdicos que combina uno de los directores del nauseabundo Matin con un Presidente de los Estados Unidos; por algo se llamó también presidente de esa misma república el general Jackson, apologista y practicante de 230 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.