Guizot no era lo que se llama un amigo de América: era un admirador de los angloamericanos y de los ingleses. Por esto, por su protestantismo que lo llevaba necesariamente al campo de Inglaterra, por su moderación, calificada como miedo, y por su concepto más elevado de las cosas que le venía de su solidez mental, sin oponerse con valor a las tentativas injustas de atropello de sus compatriotas, daba a las cues.
tiones de América un valor que no tuvieron para el vanidoso Thiers. Acentúo esto, porque más tarde, cuando razones de política que no interesan a los hispanoamericanos, pusieron a Thiers en el campo del derecho de las naciones oprimidas, y cuando señaló su actitud en la cuestión de Mé.
xico durante la intervención francesa, pre sentándose como enemigo de las intervenciones, la América Española lo canonizó, y a su muerte, pasando una esponja por las sangrientas crueldades de que fué autor en su propia patria, le decretó la más injusta de las apoteosis. Hay que ver al hombre completo y no agradecerle sus discursos del 62 al 67, sin cotejarlos previamente con los que dieron carácter tan odiosamente antiamericano a sus palabras 221 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica