nevolencia tiene límites y que cuando el chino quiera hacer guapezas se le saquea.
rán sus palacios imperiales.
El paso de la benevolencia a la albarda es cuestión de oportunidad. Todo país tratado benévolamente puede convertirse en el Portugal o la Nicaragua del superior, si no es que se le decreta la marroquización o la congolización lisa y llana. Todo de pende de las posibilidades.
II Eran los momentos iniciales de la expe.
dición de Lavalle. La emigración argentina de Montevideo pedía un desembarco de tropas francesas para suscitar el entusiasmo popular. Es el error eterno de to das las traiciones y de todos los atropellos estériles: la guerra contra un hombre en defensa de un pueblo tiranizado por ese hombre. Así hablaban los emigrados mejicanos contra Juárez para obtener la intervención francesa sustentadora del trono de Maximiliano; asi habló el Presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, cuantas veces quiso hacer una fechoría re.
sonante exigida por su plutocracia, en América y en Europa.
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