titución en vigor; convocó a los ciudadanos para que eligieran una Constituyente; sancionó la Constitución nueva y se hizo regularizar por el cuerpo de electores de la República el poder que había usurpado. Sobre las ruinas de unas instituciones levantó otras que como las anteriores, obedeciendo a la lógica del mal, a la lógica de la doctrina de la omnipotencia del poder público tampoco fueron la norma de los actos de los encargados de hacerlas funcionar, y la arbitrariedad informó la mayor parte de aquéllos. La arbitrariedad como regla de gobierno se llama tiranía, y ésta elevada a sist ma, despotismo. en éste degeneran todos los gobiernos asentados sobre la base de la omnipotencia del Estado, porque cada uno de sus em pleados presidente, legislador o juezdice como Luis XIV: El Estado soy yo.
Un día, colmada la medida del servilismo, la parte más inerme de la sociedad capitalina se negó a ejecutar un acto indigno, a sancionar con su firma los desmanes de la tiranía; los niños de las escuelas hicieron coro a la negativa de las maestras y. el poder incontrastable, ineludible del despotismo se bamboleó y dejó ver la miseria de su estructu.
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