El valor civil de los profetas fué herencia feliz de los apóstoles, de los discípulos, de los obispos, de los cristianos. Jamás hombre alguno ha osado hablarme de tal modo. decía Modesto, prefecto del Valente. Porque quizá no has tropezado con un obispo cristiano.
Así hablaba San Ambrosio. Es el mis.
mo lenguaje de los profetas, el mismo de los apóstoles. quién no ha admirado al través de la distancia y entre el fragor de las batallas y sobre los escombros de su patria, sacrificada al deter, la altísima, la insuperable figura del Cardenal Mercier. Quién no ha visto, con los ojos del espíritu en su frente y en sus ojos, las vivas fulguraciones de la frente y de los ojos de Isaías, y escuchado el flamígero verbo del profeta, invocando la justicia eterna, el derecho absoluto, la santidad de la guerra para sujetar al delincuente y ponerlo en su lugar, y anunciando a su pueblo, a la faz del fiero vencedor, la victoria final y la restauración del país y sus libertades?
El mismo espíritu de sacrificio, el mismo valor cívico, la misma incorruptible doctrina, la doctrina del deber. Esa que no calcula, esa que ordena cumplirlo suceda lo que sucediere y sin prejuzgar el carácter de los acontecimientos.
149 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.