la carne viva de la política de ahora encontramos también castas mandatarias dueñas del poder más o menos legítimamente; situaciones creadas, impuestas por condiciones de lugar y tiempo, cuya modificación inmediata no está en manos de aquellos mismos que las representan; partidos que tienen sus correligionarios como una gran casa sus clientes; gobernantes profesionales que llega.
ron a serlo en virtud de factores ajenos a la pura voluntad popular; candidatos que triunfaron a expensas de recias propagandas de comité; fórmulas que se impusieron por la popularidad de unos nombres o por la seducción de unas prome.
sas o por el brillo de una oratoria; intereses de orden secundario personales, económicos, caudillescos. transformados en activísimos agentes de éxito; núcleos vinculados vernacularmente al funcionamiento de la máquina administrativa; ciudadanos que sin tiempo ni competencia ni facultad para juzgar los problemas del Estado se afiliaron a este candidato o al otro partido empujados por pequeñas circunstancias inevitables; y luego un oficialismo y una oposición y un programa trazado, y frente al programa la novedad de cada día, y dominándolo todo un férreo engranaje de fenómenos que en perenne solución de continuidad va determinando la marcha del Estado, de los partidos, de las instituciones. Es ésta la realidad última ofrecida por los organismos políticos contemporáneos?
No. La anterior es máscara todavía de otra realidad más profunda, visceral, verdadera entraña de toda sociedad posible. Cámara subterránea de la historia, residen en ella las necesidades biológicas que impelen forzosamente a los hom.
bres a ivir en sociedad, única forma de poder 98 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.