punto de que se trato. Por esa razón no conservo en la memoria la huella exacta de mis palabras, pero sí de los motivos y fines de mi proposición.
Allí vi que tomaron notas taquigráficas, y viéndolas sería el mejor modo de enterarse de lo que cada uno de nosotros dijo.
Las razones que me movieron a proponer lo que propuse, unas que expresé y otras que me callé, por lo espinoso de decirlas, fueron éstas: 1a. La situación era la que calificó con tanto laconismo como exactitud, el señor Ministro de Relaciones Exteriores. Desde hace meses hemos vivido bajo la presión moral de los Estados Unidos; dentro de pocas horas estaremos bajo la presión moral y material, irresistible, de los Estados Unidos; y antes que desembarquen marinos hay que ceder. Llegadas las cosas hasta este punto, aun los más exaltados adversarios de los americanos tenían que dar paso al torrente. No se opuso a él el señor Tinoco; menos podría intentarlo el General Quirós, ni nadie. Cuanto se podría intentar sería desviarlo algún tanto, de manera que no apareciera el gobierno del señor Quirós acatando el ultimátum de Washington con la obediencia con que los inferiores cumplen las órdenes de sus superiores jerárquicos.
22 mi juicio, de la lectura de los telegramas del Departamento de Estado de los Estados Unidos, no se deducía que la intención de aquel Gobierno fuera primera y principalmente colocar en el Poder a don Francisco Aguilar Barquero, sino la de exigir que se procediera cuanto antes a elecciones populares, sin coacción alguna, a fin de que el gobierno resultante fuera la expresión de la voluntad genuina del país.
81 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.