ción hace a los machos más machos y a las hembras más hembras. Digo esto de paso y como quien se sale del terreno que tiene estudiado.
Mi campo es el de la INSTRUCCIÓN.
Ahora bien, la instrucción edifica en cada uno tomá dolo como es, sin preocuparse del problema de la diferenciación: Vacia en cada vaso o molde un mismo fluido: cada uno coge según sus capacidades: no se borran las diferencias, pero se acercan los hombres: en la verdad y por la verdad todos nos unimos. el mosaico o armonía resulta tanto mejor cuanto más fuerte sea el lazo de la verdad y cuanto más marcada sea la diver.
sidad individual.
La escuela pública que yo pido, la que ante todo instruye, es muy distinta de la casa paterna y de los institutos que quieren ser prolongación de la casa paterna. En mi escuela, sin dormitorios, abierta por todos lados al aire, a la luz y a las verdades indiscutibles, se aprende ante todo a dar a las palabras un sentido propio y a manejar los signos matemáticos. En ella caben los niños y los jóvenes con todas sus diferencias de raza, sexo, edad, estatura, etc. sin que se admita otro criterio de separación o clasificación que el grado de saber de cada uno.
Si el problema de la coeducación sigue siendo objeto de agrias polémicas, el de la co instrucción casi nadie lo discute.
Es quizá conveniente volver a decir algo de la intención con que hago la mejor parte de mis reproducciones. mí me importan muy poco los autores. Voy tras la idea. Las más de las veces, podría asegurar que hago artículos con palabras ajenas. Mi 62 Este documento es propiedad la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.