fique la conciencia; el que explota al pueblo robándole el producto de su trabajo o pagándole salarios irrisorios; el que pone su existencia al servicio de los amontonamientos de dinero, sin otro fin que contemplar el crecimiento del montón; el que se da el lujo de desdeñar las bellas cosas del espíritu, porque no se traducen en valores cotizables; el que miente, se arrastra y se envilece ante la proximidad de la ganancia; hombres prácticos son todos esos jóvenes médicos, abogados, ingenieros, que se ven por allí, en las antesalas de los pudientes, con la melancolía canina en las pypilas, mendigando un destino, sometiéndose a vejaciones de toda clase y encogiendo e!
elástico carácter hasta la deformación por el halago de la piltrafa.
Un día, ante los males de la patria, pensaron nuestros «grandes dirigentes y sociólogos. sugestionados por lecturas incompletas y observaciones deficientes hechas allende el mar, que nuestro atraso, falta de seriedad y turbulencia, eran debidos al tributo que a la cultura y al arte rendían en silencio y en cenáculos aislados, algunos espí.
ritus de selección, rerdaderos representativos de la raza; y entonces, sin más análisis, se dieron a predicar la nueva religión del practicismo) con toda la acritud de los neófitos. Practicismo era oro como fin y como medio; la filosofía, la literatura y la belleza no lo producían, luego no tenían razón de existen ia; los valores morales no daban ningún rendimiento, luego podíamos pasarnos sin ellos. así, lógicamente, se llegó al reinado del hombre práctico, entendido según peculiarísima manera. práctico vino a ser sinónimo de burdo, de indelicado, de empírico, casi amoral.
Nadie que piense en el presente y en el porve52 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.