de espíritu de partido y de interés de partido, se sacrifica la justicia; cuando ven que la autoridad claudica, y tal vez atropella su propio respeto, y caen honores donde falta honorabilidad, y asoman la rapacidad y la incuria, y la ligereza en prometer porfía con la desvergüenza en no cumplir, y la mentira está explotada, como una heredad cualquiera, sistemáticamente, entonces se consuma el mayor daño de la causa pública, porque se truecan en desvíos y egoísmos generales los amores y las abnegaciones, sin los cuales no puede la patria sustentarse. Hay en nuestro país uno solo que no haya visto la realización de los cuadros descritos por el insigne español en los elementos de sus discursos que nos han servido para nutrir este escrito. Hay un solo individuo que no reconozca que la falta de educación cívica, que la falta del ejercicio de los deberes del ciudadano, que los malos ejemplos, que los escándalos de las oligarquías domi.
nantes nos han traído a la postración moral en que agonizamos, y han trocado «en desvíos y egoísmos generales los amores y abnegaciones, sin los cuales no puede la patria sustentarse. si esto es así, y no puede ser de otro modo, a menos de ceguedad voluntaria, el remedio de los males que padecemos está en nosotros mismos.
Ejercitemos nuestros deberes de ciudadanos. Alcemos una bandera de principios, una bandera de principios sincera y claramente expuestos a la consideración de los pueblos en hojas públicas que lleven al frente rombres respetables y respetados, e invitémolos a concurrir a las urnas olvidados de esas enseñas de perdición, azules, o verdes, o rojas, para no seguir sino tras los colores de la bandera de la patria.
39 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.