2 e incapacitan a los oprimidos y al opresor para sacudirlo y dar campo a la reflexión. Un momento de lucidez, y el tirano volvería al carril de la legalidad, y los oprimidos al goce de sus liber.
tades. Vería aquél la inanidad de su poder, tanto más deleznable y efímero, cuanto más ilimitado y excesivo, y éstos recobrarían la voluntad de no someterse a otra que la suya propia o al imperio de las leyes.
Contradictorias, porque si los unos no se entregan al furor y a los excesos de la desesperación, al verse privados de cuanto hace amable la vida, el otro, el opresor, no se humaniza, no mitiga sus rigores, aunque ya no le queden por conquistar sino las alabanzas y el afecto de sus vasallos. Compañeros inseparables de todo poder ilegítimo y todo poder ilimitado es ilegítimo son el temor y la sospecha Ellos ciegan al tirano, lo tornan cruel y lo predisponen a prevenir y a castigar los efectos del odio general que siente merecer, De ahí el exceso de crueldad con que castiga no sólo el acto, sino la tentativa, el pensamiento, la sospecha, a veces supuesta, de la rebelión.
Evidente es la existencia de este miedo recíproco, como es evidente que si en los oprimidos produce la re ajación de todas las fuerzas morales, en el opresor es causa generadora de crueldad y exaspera todos sus malos instintos.
En toda sociedad existe cierto grupo de individuos mejor dotados por la naturaleza, de mayor elevación de pensamiento, por la educación, de superior estructura moral, por las creencias y Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.