APUNTES 345 de un topo la menor brizna vegetal. Este año mismo, en 27 de estos animales, cogidos en trampas por un cazador de topos, he encontrado estómagos henchidos de larvas, insectos, moluscos, gusanos, en una palabra henchidos de la caza habitual del suelo, pero nada más: ni un infimo pedacillo de bulbo, raiz, rizoma o tubérculo. Hay que convencerse, pues, de que, para librar a una tierra de sus peligrosos habitantes, nada vale lo que vale ese mamífero que, en menos de doce horas, consume una cantidad de alimento animal equivalente a su propio peso.
En conclusión, los topos no pueden sin peligro ser proscritos de los grandes campos: ellos limplan la tierra y, además, gracias a sus galerías subterráneas, contribuyen a desaguar y a mullir el suelo de labor. En los jardines y huertos es, al contrario, prudente exterminar los topos, porque trastornan las plantaciones y sembrados y aun comprometen la existencia de la vegetación anual. En un cercado en donde abundaran los gusanos blancos conven.
dría sin embargo, recurrir al ingenioso medio preconizado por H, Fabre. Si tuviera un jardín infes.
tado, escribe este sagaz observador, hé aqui lo que haría: soltaria una media docena de topos y los dejaria en paz entregarse a sus hazañas. Terminada la exterminación de los gusanos, volvería a coger.
mis topos con trampas colocadas en el interior de las galerías permanentes. Obligados a pasar por ahí, al entrar o al salir, serán forzosamente apresados en un solo dia.
Redactor: J,