338 APUNTES na operatoria hizo época, una picante anécdota, que Malgaigne ha finamente contado.
Sabatier, en sus horas libres, recorria las plazas públicas y se detenía con gusto ante esos curanderos al descubierto, que, no teniendo a su disposición periódicos, reunían a sus parroquianos a son de trompetas y tambores. Un día, estaba observando a uno que, de pie en espléndido carro forrado de rojo, maravillaba al pueblo con su elocuencia. Cuando el orador notó al grave personaje que le escuchaba a distancia con las manos cruzadas sobre el bastón, hizo una pausa en su discurso. Lanzada la frase trivial de que «él no se parecía en nada a sus colegas, gentes de poco talento; que él era conocido por todos los sabios, cuya aprobación no le había faltado nunca. Ved, dijo de repente, a aquel anciano que me escucha, bien se ve que es un hombre de estudio y de saber: voy a conversar con él en la lengua de los sabios, que es el latín, y en dos minutos le habré puesto de mi lado. Vamos, señor, exclamo: esta es la tesis que le someto: Vulgus decipi vult. Es cierto, responde Sabatier, sonriendo y bajando la cabeza; siempre ha sido asi. bien, replica el otro, saquen Uds. la conclusión: ergo decipiatur. 2)
Señores Estudiantes: Me ha parecido que estos (1) Al vulgo le gusta ser engañado. Por consiguiente, sea engalado!