APUNTES 319 lanzó con ésta a la guerra contra las huestes de los filibusteros norteamericanos que se habían adueñado de Nicaragua, y a quienes suministraba recursos y ayuda una empresa de los Estados Unidos. Lo hizo en aras de lo que estimara el deber de legitima defensa, en condiciones de manifiesta inferioridad, y arriesgó hasta su vida, él, que no era guerrero. El arranque sin igual en nuestro país, de don Juanito, hasta quijotesco debe parecerles a los hábiles calculadores y oportunistas de la época actual. Noble quijotismo digno de la sangre española, y esta vez triunfante a costa de enorme sacrificio!
Con razón el eximio orador cubano Dr. don Antonio Zambrana, refiriéndose a dicha guerra, con frase elocuente exclamara: Por lo que en aquellos días se hizo, por la sangre de vuestros padres vertida, por su indiferencia hacia la muerte por ellos heroicamente desafiada, por privaciones y dolores cuyo recuerdo hace palidecer, por su ingente ánimo, por su empeño vigoroso, por su resolución inquebrantable, por el pecho firme que opusieron, como muro no tomado, al paso del conquistador, sois ahora un pueblo, una sociedad que vive por sí, un grupo humano que tiene personalidad y nombre propio: suerte envidiada por otros sin ven.
tura, destino en realidad grande y hermoso! No fue aquella una de esas guerras que llenan con su estrépito el mundo, notable por los grandes ejércitos que