APUNTES 317.
La estatua de don Juan Rafael Mora La tendencia al fetichismo es tan constante y poderosa, que crea día a día idolos u objetos de culto.
Parece como que el hombre para vivir necesitara de las divinidades por él inventadas. El autor mismo del signo del culto o de la representación de la di.
vinidad, cae de rodillas ante la obra, ya burda, ya artística, de sus manos, le dirige la palabra cual si pudiera oírle, y le pide la merced que se le antoja, así sea la de trastornar en beneficio de él las leyes naturales.
De esa tendencia proviene también el culto a los héroes, a las personas famosas por sus hazañas o virtudes. Cierto que a veces son supuestos los he.
chos atribuidos al héroe, o han sido desfigurados o exagerados por el espíritu de partido o secta: pero para los meros creyentes todo viene a ser lo mismo.
El homenaje se dirige al hecho heroico o a la virtud encarnada en el héroe.
Por consiguiente, no hay sociedad humana por insignificante que sea, que no tenga, además de sus divinidades, sus héroes, reales o fingidos. Lo corriente es que el prestigio preceda a la consagración públi.
ca del héroe. Para la estabilidad del nuevo culto,