APUNTES 283 sería una verdadera novedad cuyo horror sobrecoge a las gentes, éstas se abstienen de hacer ciertas cosas porque no están bien vistas. No cabe duda que se les facilitan las cosas a algunos bribones, pero también se les facilitan a los hombres débiles que no son sinvergüenzas, y que pueden resistir más fácilmerte la tentación si el cohecho les parece algo nuevo y espantoso. No hay país en el mundo en que la reputación privada de los políticos esté tan por encima de la pública, como en Inglaterra. En ningún país tiene la gente tan poca disposición a suspechar o a caer en la locura de pensar que alguien tiene participación en este negocio. No es en Inglaterra donde corren rumores como el de que Churchill se fue a Egipto para tener una entrevista con Rommel, ni tampoco donde la prueba de ser hombre de mun.
do es pensar que toda la gente es mentirosa. La convicción de que los gobernantes son bastante veraces, valientes y honrados, fue la armadura ante la que se estrellaron en vano los ataques de Goebbels, si bien no eran totalmente acreedores a esta confianza, tampoco fue del todo inmerecida.
El reblandecimiento de la vida inglesa, la disminución del partidismo violento, la buena voluntad entre las clases sociales que, si bien no era del todo auténtica, tampoco era del todo falsa, dieron prueba de su valor durante la gran crisis de 1940 41. Por muchas razones y, a mi modo de ver, especialmente a consecuencia de la instrucción pública, Inglaterra se había convertido en uno de los pueblos más educa