requisito. Puesto que la intimidad o la distancia. la amistad o la enemistad, el interés o el aburrimien.
to, las órdenes o las súplicas, el respeto o el desacato, se expresan por la melodía de la voz, no es sor.
prendente que las diferencias sociales se pongan de manifiesto en la entonación. Esto lo conocen bien los que se constituyen a sí mismos en árbitros de bue.
nos modales. especialmente los que, basándose en una corta entrevista, recomiendan candidatos para ocupar puestos. El aspecto auditivo de la voz es quizá más importante que el aspecto visual; la xpresión del rostro, los gestos y la postura.
También es probablemente cierto que los individuos educados en public schools cuidan más de su in.
tegridad en asuntos de dinero que algunos tipos de muchachos de clase modesta que se quieren abrir paso socialmente. Tanto sus amigos como sus rivales y sus enemigos, reconocen que los que provienen de public schools no tienen tendencia a pasarse de listos ni a abusar de las circunstancias, ya sea en su vida pública o en su vida privada. El muchacho de public school es muy mal propagandista de sí mismo y de cualquier otra cosa. Cree, equivocadamente, que sus cualidades (muchas de las cuales el gran público considera como defectos) serán apreciadas del mismo modo que lo fueron por sus compañeros y hasta por sus profesores. Esto es una debilidad, pues el mundo