APUNTES APUNTES 227 La Voz de Londres (Varios Nos. las guerras napoleónicas, y en de la paz decidia la suerte de as los políticos y los diplomá.
samente, en las fiestas cortesanas las más encantadoras damas vies aristocráticos se bailaba aún alecia la arrogante polonesa, sin ailes más lejanos, como la giga Castiereagh. El Congreso discutia también necesario divertir un pueblo del que el Principe de Eendo hecho tanto por nosotros, por él. se le dedicaban vis.
cio, y bailes al aire libre, en los e iluminados. El pueblo también. y ceremoniosamente, sino ena la licenciosa embriaguez del es un moderado baile campesino. Pero Viena, al adoptarlo, lo un torbellino olvidadizo y ver.
16 el vals a Europa, donde fué morpresa y luego con entusiasmo.
y Viena sigue bailando. Años más tarde, el vals adquiere nuevo prestigio por la inspiración de Lanner y Strauss, El primero desarrolla sus grandes posibilidades, ya sugeridas por Weber y Schubert; pero Johann Strauss, el padre, lo transforma con el fuerte sello de su personalidad. En 1830 dirige una orquesta de doscientos músicos en los jardines populares cerca del rio. Viena danza, Wagner, que, no cumplidos aún los veinte afios, se encontraba entonces en Viena, decia del vals que era un nar.
cótico más fuerte que el alcohol, que al primer acorde inflama a todos los que lo escuchan y lo bailan. El vals se extiendo por Europa con la fama de Strauss en Paris, Luis Felipe lo recibe, y Strauss toca en la coronación de la reina Victoria. Apasionada ésta como era de la danza, quiso también bailar el vals.
Salido de Viena, habia conquistado Europa.
Pero aún tenia que venir su motaento de mayor apogeo con el otro Johann Strauss, el hijo. De pe.
queſo ya quiso ser músico. Su padre deseaba que fuese un grave y respetable funcionario; pero al fin su vocación se impuso. Había compuesto su primer vals a los seis años; y en 1844 debutó en una Soirée Dansante en el Casino de Hietzing, dirigiendo una orquesta que habia de interpretar varias obras suyas.
La concurrencia fué extraordinaria. Según un diario vienés, cera más difícil obtener una mesa alli, que un escaño en la Cámara de los Lores. Pero la espectación no quedó defraudada. El último número del programa, Sinngedichtewalser tuvo que repetirse diez y nueve veces. Durante un tiempo hubo una