APUNTES APUNTES 223 da vez con más escepticismo o a prueba el juego de su pen.
divertido. Con el correr de los cas también se hablan desarro.
arez. Shaw, el octogenario inque en las comidas sólo probaalto, enjuto, incesantemente en una risa aguda en las comisu.
into a la locuacidad y más enae la pirotécnica de sus paradoagenario apegado a la vida T, más a gusto que en cualquier e estatura baja, mejillas encarente serio en el fondo de su aw, brillante en su agresividad, ambio de punto de ataque; el a tácticamente sólida, inconmolo es el hombre creyente y amente tuve la impresión de acudido a una simple conversa.
bremesa, sino que venía a una de principios. precisamente remotas de aquel conflicto de fuerza la inminencia del cho cargada de electricidad. En a mirada, en cada palabra de vibraba un afán de pendenrecia jovial, sin que, evidentebastante serio. Daban la immistas que antes de atacarse en forma resuelta ensayan su agilidad con breves fintas. Shaw poseia una inteligencia más rápida. Ba.
jo sus cejas pobladas, sus ojitos relampagueaban cada vez que daba una respuesta o la atajaba; el placer que le causaba su propio ingenio, el juego de palabras que en el transcurso de sesenta años habla perfeccionado hasta lograr una destreza sin igual, se superaba llegando a lindar con la impertinencia. Su tupida barba blanca temblaba a ratos de risa apagada y furiosa, y ladeando un poco la cabeza parecia seguir su dardo con la mirada para averiguar si habia dado en el blanco. Wells, con sus carrillos colorados y los tranquilos ojos cubiertos, era más mordaz y recto. Su inteligencia también obraba con descomunal rapidez, pero no daba volteretas tan hiperbólicas; preferia asestar con naturalidad, estocadas directas y certeras. Golpes y quites iban y venían tan prestamente, como relámpagos, manteniéndose en apariencia siempre dentro de lo jocoso, que el espectador no se cansaba de admirar el juego de floretes, el centelleo y el cruce de los golpes. Pero detrás de ese diálogo rápido y constantemente mantenido sobre el nivel supremo, se advertía una especie de irritación espiritual que, a la manera inglesa, se disciplinaba en las formas dialécticas más urbanas. Fue. y ello hizo tan extraordinariamente interesante esa discusión un juego con algo serio, y hubo algo de serio en el