200 APUNTES lo cual con los magros costad la que me bio la limonada, la apuró, dio las gracias, monto y se retiró rápidamente.
La dama lo miro alejarse, se entro, y habiendo visto sobre la mesa el papel. lo desplegó y leyó: Seitora: Usted serd española, pero lleva en si los colores que siempre sonte para la bandera de mi Patria: el oro en los cabellos, casal en los ojos y el rojo en los labios. SIMON BOLIVAR.
Muchos años después, la bella española, al con.
tarles el episodio a sus descendientes, les decia, mostrándoles un vaso y un papel amarillento que sostenia en las temblonas manos. Desde entonces conservo este vaso y este papel. En la vasija bebio Bolivar y el papel me lo escribió el.
Ya he traido varias veces a esta sección el nom bre del doctor Miguel Valencia Cajiao, inteligente abogado de Popayán, que vivió a fines del siglo pasado y murió a principios del actual.
El doctor Valencia Cajiao era hombre de regoci.
jado espiritu, amigo de la broma y el jolgorio, sin ser juerguista, gran improvisador y popularisimo entre sus coterráneos, que lo admiraban, lo estimaban y lo querían, por su talento, sus buenas prendas de caballero y la corrección de sus maneras.
Algún día se encontró el doctor Valencia Cajiao en una de las calles de su nobilisima ciudad con su amigo de infancia don Angel Maria Romero, profesor de la Universidad del Cauen, El doctor Valencia iba muy enfundado en un gaban y se hallaba muy flaco, a causa de una larga enfermedad.
El doctor Romero, que nunca lo había visto asi, le pregunto. Qué te pasa, Miguel, que estás tan flaco y tan metido entre ese sobretodo?