APUNTES 175 APUNTES ar de testigos. La mayoria de los a de hablar en público, y desde a idea de que le pregunten en pú.
ne un miedo efectivo, aunque inmo.
as sutiles artes del interrogatorio de dan arrancarle lo más opuesto a la a ser justos hay que decir que casi ecir la verdad y que los falsos tesuy raros en Inglaterra. Para tener sentimientos de un testigo experi.
os que imaginar al actor aficionado vez se presenta ante las candilejas, de un alumno malo en un examen stá inmune. Una vez fue llamado a ción un abogado, que después fue le preguntaron. Cómo se llama a titubear y a desdecirse y no podla ramiento. Eso fue al menos lo que OZCO pocos hombres que sean más dos nombres de pila, pero generalocia sólo el segundo, pero la verda.
azoramiento fue la novedad del que representar, y los terrores con de su cliente trata de envolver a un testigo o de intimidarle, le hace a su causa y a sí mismo más daño que bien, pues el juez está presente para que se haga justicia, y disfruta de plenos poderes para que se haga tanto a los testigos como a las partes. veces los temores de los testigos no tienen menor fundamento. Cuando Lord Sankey (que des.
pués fue Lord Canciller) era juez en una audiencia.
una señora que estaba prestando declaración apelo a él preguntando: Señor Juez. tengo que responder a esa pregunta? Como la pregunta parecia inocente y discreta, y el juez replicase que no veia motivo para que no fuese contestada, la señora, com gran sorpresa del juez, manifestó signos de gran emoción, acabando por exclamar: Señor Juez, señor Juez, no sé qué respuesta es la que debe darse. Aun cuando un testigo conoce, o cree que conoce, la respuesta, no le es siempre fácil dar la res.
puesta con precisión y sencillez. Dicese a menudo que es fácil decir la verdad, y así es en el sentido de evitar decir mentiras deliberadas; pero dar cuenta con precisión de los resultados de la observación que hemos hecho de los acontecimientos, o la susfancia de una larga conversación, no es nada fácil.
Permitaseme ahadir, en beneficio de los presuntos testigos, que todo juez con experiencia conoce la dificultad del asunto.
Pero, afortunadamente para los ingleses, se les ahorra una dificultad, y es que no se les pregunta, como he oído en Francia preguntar a los testigos, ecir algunas palabras animadoras a e testigo ante un tribunal inglés.
que no hay nada de que asustarse, mañas de intimidación y de habiles esaparecido casi por completo, y si llevado de excesivo celo en favor