472 APUNTES naba de tal modo a muchos costarricenses, que cali.
ficaban de criminal y hasta de irreligiosa cualquiera novedad introducida por los progresistas resueltos.
Decidiéronse en la ocasión aquélla, casi todos, a acep.
tar la anexión al Imperio Mexicano, pero pronto se tropezó con dificultades mil para convenir en la forma y condiciones de la unión.
El mal que los contiene a todos ¿Saben cómo fue que el Diablo echó los males al mundo? Pues un día salió a venderlos por los caminos. Los había convertido en polvos de varias clases, uno para cada mal, y los llevaba en muchos paquetes, en un saco. Ahí estaban la miseria y la enfermedad, la avaricia y el odio, la opulencia que también es mal, y la ambición, que es mal también, cuando no es debida. No había mal que faltara.
Entre los paquetes estaba uno chiquito, con un polvillo blanco, que era el desaliento.
La gente le compraba al Diablo enfermedad, miseria, vicio. Los que pensaban más, compraban opulencia, y también avaricia y ambición. Por fin el Diablo vendió todos los males, menos el desaliento.
Nadie le hacía caso, pues decían que era muy caro ese paquete tan chico y que no era gran mal.
De pronto el Diablo, riéndose mera risa de diablo, dijo. Con éste todos; sin éste ninguno! echó al viento el polvito blanco para que fuéra por el mundo. Entonces todos los males fueron posi.
bles, porque el desaliento los contiene a todos. No permitamos que el desaliento empuñe nuestro corazón!
CIRO ALEGRÍA, con una